El novelista Jonathan Franzen considera que es imposible escribir una buena novela desde un ordenador conectado a Internet. Por eso trabaja en un dispositivo marca Dell al que ha arrancado la tarjeta wireless. Además, para protegerse de todas las tentaciones ha taponado con superglue todos los agujeros del ordenador por los que se podría conectar un cable de Internet. El escritor lo contó a la revista TIME y recomienda a todo aquel que pretenda trabajar con un nivel mínimo de concentración e interferencias hacer lo mismo.
Internet es una fuente de dispersión inagotable. Puede usted procrastinar sin límite alguno en sus brazos. Saltar de una ventana a otra y perder la noción del tiempo. Cuando consiga despertar habrá perdido al menos un par de horas de productividad y le costará horrores volver a concentrarse. Mientras un escritor como Jonathan Franzen puede permitirse la abstinencia digital alguien que se apunte a un curso online no podrá disfrutar de semejante excentricidad. A través de Internet le vendrá el conocimiento y la distracción. Todo a un tiempo y en el mismo pack. Y, sí, la mayoría de los mortales somos más sensibles a una cosa que a la otra.