La palabra aprendizaje (que –como es obvio– deriva del verbo aprender) encierra un matiz semántico que presenta a la figura del estudiante como a la protagonista indiscutible de ese proceso por el que se ‘adquiere el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia’. En efecto, nuestra centuria pertenece ya a los aprendientes que exploran las nuevas teorías de aprendizaje. De esta manera, los talleres concebidos para el aprendizaje han de centrarse en estrategias novedosas que maximicen el uso de herramientas basadas en la tecnología.